El velódromo era la sala de espera a los interrogatorios, debían esperar largas horas sentados esperando su nombre para ser dirigidos a las caracolas del velódromo, lugar donde se ejecutaban los interrogatorios y las torturas más crueles. Los testimonios dicen que para acoplar el sonido de los gritos y los disparos, a través de altoparlantes se escuchaba música de la época y marchas militares. En la cancha del velódromo se exponía un prisionero que había sido torturado como forma de amedrentamiento para los que estaba esperando.
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